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Catedral de Zipaquirá:

 

 

 

 

 

 

 

 


Magnífico lugar de devoción tallado en las entrañas del cerro del Zipa, el más alto de la zona. La catedral ocupa 8.500 metros cuadrados y consta de una nave central y dos laterales. La mayoría de tallas de la antigua catedral, inaugurada en 1954, se trasladaron a la nueva catedral, terminada en 1995. Se destacan las del Vía Crucis, La Piedad y la Virgen Morenita, así como el altar mayor, el pesebre y la pila baustismal. La iluminación es magnífica.

La nueva Catedral se inauguró el 16 de octubre de 1995 y está ubicada a 500 metros de distancia horizontal de la anterior Catedral y a 58 metros por debajo de la misma, dentro de las cámaras explotadas desde 1929. Tiene aproximadamente 8.500 metros, dos de área bajo la superficie y más de cuatro hectáreas al aire libre.

Es considerada la octava maravilla del mundo, su estilo original le da una solemnidad como obra religiosa, obra de arte y admirada como obra de ingeniería. En su recorrido se encuentran las catorce estaciones que conducen a la cúpula y a las tres naves, el coro, el laverinto de Nártex y la imponente Cruz de 16 metros de alta. 

 

Cerro del Zipa:


Este Cerro es la eminencia más alta del grupo orográfico de Zipaquirá, situado al occidente y sirviendo de coronamiento a las colinas donde demora el banco de sal, domina espléndidamente el inmenso panorama de la llanura. El Zipa se levanta 3.164 m de altura divisándose desde allí casi toda la Sabana. Posee gran vegetación, arbustos y arboledas que cortan el perfil del horizonte, hinchan los setos invadiendo los cortijos y derraman en los campos el hábito silvestre de mentas y madreselvas. 

 

Palacio Episcopal: 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


El actual Palacio Diocesano ubicado en la carrera 7a. entre calles 4a y 5a sirvió en 1816 como cárcel por un día para "Los Mártires Zipaquireños". En 1827 se alojó allí el General Francisco de Paula Santander cuando era dueño de la propiedad Francisco Vargas. De 1863 a 1864 fue sede del Gobierno del Estado Soberano de Cundinamarca y allí vivió el escocés Alejandro Mac-Douall, padre del poeta zipaquireño Roberto Mac-Douall. 
De 1905 a 1910 siendo su propietario Eusebio Bernal, establece allí su sede el Gobierno del Departamento de Quesada. Luego abrió sus puertas como Banco de Zipaquirá en 1882 y se cerró en 1889 estando como Gerente Asunción González Benito. Wenceslao Bernal, José María Bernal y José María Coronado, entre otros, fueron los gestores y realizadores de esta idea que se hizo realidad por siete años durante los cuales obtuvo gran importancia sobre todo al emitir billetes que hoy se constituyen en un verdadero tesoro de la historia zipaquireña.


Parque de La Esperanza:


Uno de los elementos más importantes del parque, es el talud que permite el ordenamiento y conformación del parque, alrededor de él todos los demás componentes se articulan. El talud separa el parqueadero de la zona recreativa, permite apreciar el paisaje de los cerros de las minas de sal y ver el perfil de las torres de la catedral. Sin embargo, lo más llamativo de éste, es que en su cresta se traza un sendero con una banca continua que recorre todo el parque.

Bajo los parámetros de que el espacio público debe ser por excelencia un lugar para el juego, el encuentro, el deporte y demás manifestaciones de cultura, el parque contiene entre otras cosas, una hondonada de arena que le da un carácter blando y se convierte en el lugar que acoge los juegos infantiles, así como bancas sueltas acompañadas de guayacanes de Manizales, con el objetivo de tener un lugar donde los niños puedan estar en un espacio controlado y seguro. 

Adyacente a todos estos elementos, el agua juega un papel fundamental; un espejo de agua contenido dentro de un estanque de concreto y un espacio de juegos, propone la aparición de una serie de chorros de distintas alturas, algunos de ellos interactivos, que permiten una relación directa ésta.

 

 

GASTRONOMÍA:

 

 

 

 

 

 



En las poblaciones de tierra fría abundan los platos de chivo y res, las sopas espesas y calientes, de maíz y cuchuco de trigo o cebada. En Zipaquirá, se puede disfrutar de preparaciones típicas de la región como: almojábanas, mazorcas asadas, arepas, envueltos, postres diversos y el típico chivo a la brasa. En el recorrido de Bogotá hacia la Ciudad salina, se pueden encontrar en el camino deliciosos helados de crema y frutas, además pandeyucas, almojábanas, masato y diversidad de restaurantes con carne a la brasa y sopas. 

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